martes, 11 de enero de 2011

¿Qué se puede esperar de un mamut?



Beardfish sacarán nuevo disco este año, en torno a marzo. Y eso es una muy buena noticia para mí, puede que hasta para otros. Le tengo bastantes ganas a este inminente Mammoth por varios motivos. Como fan incondicional de la banda está claro que cualquier cosa que saquen voy a querer escucharla. Sea una canción navideña con letra de ciencia ficción de doce minutos o una pequeña pieza de apenas 4 minutos encuadrada en una historia mayor, contada por numerosos grupos. Además, habiendo sido Destined Solitaire (Spotify) mi disco favorito de 2009, el interés que tengo en el siguiente es muy elevado. Por no hablar de la cantidad de órganos, mellotrones y sintes que va a haber en el nuevo álbum... si no estuvieran ahí, no hablaríamos de Beardfish. ¿Pero qué espero yo de Mammoth concretamente?

Podría decir que me vale con que sea un disco proggie, con la instrumentación típica del grupo y con sus grandes dosis de locura y poco respeto por las formas estándares. No mentiría, pero tampoco estaría contando toda la verdad. Para empezar, no va a ser un disco con una historia detrás, ni siquiera con un concepto global, con lo que habrá poca probabilidad de reutilización de temas entre distintas pistas. Cada pista será su propio escenario. No importa, porque las habrá de 15 minutos, como ya adelantaron en directo el año pasado con And the stone said if I could speak.




Con esa duración te da tiempo a hacer muchas cosas (salvo que te llames Manowar y te empeñes en mantener un Re durante minutos). El comienzo tiene un rollito western muy majo, que da un giro como de terror, luego de misterio y más adelante de acción, para volver al tema inicial una vez más. Todo eso en apenas dos minutos y medio, parece un trailer de película. Añaden la obligada parte circense, muy marcial en esta ocasión, y una esperable parte de piano y voz para la primera estrofa. Con ramalazos Genesis era Gabriel y ritmos semifunky se pasa el ecuador del tema, solo de órgano mediante, y se da un giro repentino cambiando el estilo y desembocando en una parte guitarrera donde más solos y una nueva sección con voz en falsete preparan el camino hacia el final. Un parón libera la tensión acumulada, y se retoma el tema principal como clímax. Y ya vale de fliparme.

También anda disponible un radio edit de otro tema del álbum, The Platform (escuchar en youtube). Empieza directo y fluye sin descanso, dejando por el camino riffs tirando a lo atonal y transiciones a tresillos marca de la casa. Voces agresivas y unos solos muy normalitos. No me parece maravilloso, pero no está mal tampoco. Yo soy más de los Beardfish alocados y hasta circenses. Y tecladeros, que este tema es muy guitar-driven.

Habiendo escuchado estos dos temas y teniendo en cuenta la progresión de discos que lleva la banda, no tengo ningún miedo ni reserva. Raro será que Mammoth no me guste, incluso encante. Pero tampoco lo veo como candidato directo a mejor disco de 2011. Es Beardfish: toneladas de teclados y guitarras, batería muy correcta y sin excesos, líneas de bajo muy molonas, dosis de humor y locura, composiciones largas y melodías memorables. Ese cóctel de King Crimson, Frank Zappa, Gentle Giant y Nobuo Uematsu (por decir sólo cuatro, y a ver quien intenta rebatirme el último) no puede estar malo, no señor. Ahora sólo queda esperar a que llegue la fiesta en la que lo sirven, y ver cómo me cae al estómago.

Ah, y lleva DVD con material en directo y con making of. ¿Cuánto falta para marzo, decíais?
    

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